Tel: 2253-6867 / Fax: 2253-3671 info@hidrogeotecnia.com

El ente operador de un sistema de tratamiento de agua potable lleva a cabo controles para monitorear permanente y sistemáticamente la calidad del abastecimiento del agua. Esto con el fin de tomar acciones correctivas inmediatas en la operación del acueducto, si lo amerita. Todo en concordancia con el Decreto Ejecutivo N° 38924-S ”Reglamento para la Calidad del Agua Potable“, y el Decreto Ejecutivo N° 41499-S ”Reforma y adición al Reglamento para la Calidad del Agua Potable“.

Los entes operadores se encuentran en la obligación de contar con niveles de control, en los cuales se miden distintos parámetros para asegurar la calidad de agua potable servida. Estos son:

Finalmente, existe un Nivel cuarto (N4), el cual corresponde a programas ocasionales ejecutados por situaciones especiales, de emergencia o porque la inspección sanitaria realizada por el Ministerio de Salud identifica un riesgo inminente de contaminación del agua. En este caso lo que se rastrea es el contaminante específico.

Control operacional básico

Los entes operadores deben realizar mediciones periódicamente de los parámetros: turbiedad, olor y cloro residual libre. Se debe realizar a través de equipo básico de laboratorio para el monitoreo, in situ, en cada fuente, o en la mezcla de todas las fuentes y red de distribución, y llevar el registro de estas mediante una bitácora.

¿Cuál es la importancia de medir los parámetros del control operacional?

Parámetro Importancia


Turbidez

Turbiedad/Turbidez

La turbiedad indica la presencia de partículas procedentes del agua de origen. Esta se mide en unidades nefelométricas de turbidez (UNT) mediante turbidímetros. El reglamento de calidad de agua potable establece como valor de alerta 1 UNT, y 5 UNT como valor máximo admisible.
 
En el agua tomada de cuerpos de aguas superficiales (quebradas, ríos, embalses, otros), puede darse la presencia de partículas por materia orgánica o por el arrastre de sedimentos. En el caso de cuerpos de aguas subterráneos (pozos o nacientes), puede darse por la presencia de partículas de materia inorgánica.
 
La turbidez también es un parámetro operativo importante en el control de los procesos de tratamiento, y puede indicar la existencia de problemas, sobre todo en la coagulación, sedimentación y en la filtración. 
Las aguas captadas con una turbiedad menor que 5 UNT suelen ser aceptables para los consumidores. Al contrario, las aguas captadas que superan los 5 UNT corren el riesgo de que las partículas puedan proteger a los microorganismos de los efectos de la desinfección y estimular la proliferación de bacterias, pudiendo causar diferentes enfermedades en la población.
 
Siempre que se sometan las agua a un tratamiento de desinfección, su turbidez debe ser baja, idóneamente menor que 0,1 UNT, para que el tratamiento sea eficaz.



Olor
Olor
El olor del agua puede tener su origen en contaminantes químicos naturales, orgánicos e inorgánicos, y fuentes o procesos biológicos (por ejemplo, microorganismos acuáticos), o en la contaminación debida a sustancias químicas sintéticas. También pueden ser resultado de la corrosión o del tratamiento del agua (por ejemplo, la cloración). Igualmente, pueden desarrollarse sabores y olores debidos a la actividad microbiana durante el almacenamiento y la distribución del agua.
 
La percepción del olor se da mediante el sentido del olfato. Este no representa una medida cuantitativa del olor, sin embargo, su importancia radica en que podría revelar la existencia de algún tipo de contaminación, o el funcionamiento deficiente de algún proceso durante el tratamiento o la distribución del agua.




Cloro residual libre
El cloro residual libre es una medición de la presencia de cloro en el agua. Este protege el agua de la contaminación microbiológica entre el punto de cloración y el punto de consumo. La medición de este parámetro se da en mg/L a través de aparatos portátiles. El reglamento de calidad de agua potable estable como valor de alerta 0,3 mg/l de cloro residual libre, y 0,6 mg/l como valor máximo admisible.
 
La mayoría de las personas pueden detectar, mediante el olfato o el gusto, la presencia en el agua de concentraciones de cloro bastante menores que 5 mg/l, y algunas incluso pueden detectar hasta 0,3 mg/l. Si la concentración de cloro libre residual alcanza valores de 0,6 a 1,0 mg/l, aumenta la probabilidad de que algunos consumidores encuentren desagradable el sabor del agua. El umbral gustativo del cloro es menor que su valor de referencia basado en efectos sobre la salud

¿Cuál es la frecuencia del control operativo básico?

La frecuencia mínima de toma de muestras del control operativo básico se determina en función de la cantidad de personas abastecidas por el servicio.

Población abastecida (Habitantes)Frecuencia de muestreoCantidad mínima muestras
Menor a 2000Mensual1
2001 a 20 000Quincenal1
20 001 a 200 000Semanal1
Más de 200 000Diario1

La cantidad mínima de muestras es una referencia establecida por el reglamento de calidad de agua potable. Cabe resaltar que, a mayor cantidad de muestras sobre los parámetros medidos, mayor será la compresión sobre las fuentes de abastecimiento y la eficiencia del sistema de tratamiento de agua potable.

Interpretación de los resultados de los muestreos

Los entes operadores deben poder interpretar los resultados obtenidos en las fuentes de abastecimiento y red de distribución, y a partir de eso establecer medidas preventivas y correctivas en un plan de acción.

Las condiciones en los acueductos varían según la naturaleza de las fuentes de abastecimiento, la conducción hacia el tratamiento, el tipo de tratamiento, el tipo de cloración, los tanques de almacenamiento, las condiciones de la red de distribución, entre otros; por lo cual es necesario una comprensión precisa de todos los factores y parámetros de operación. 

Por ejemplo, en los casos donde se captan aguas superficiales es común que los niveles de turbiedad aumenten durante la época lluviosa, por lo cual es importante contar con las mediciones periódicas de turbiedad con la finalidad de modificar la operación del sistema de tratamiento haciendo un uso eficiente de los recursos.

Otro ejemplo es cuando un sistema de tratamiento suministra una cloración adecuada; sin embargo, las concentraciones de cloro residual libre son muy bajas o nulas en ciertos lugares de la red de distribución. Esto podría traducirse en deficiencias en la infraestructura hídrica, presencia de fugas, riesgo de contaminación microbiana, entre otros.

Elaborado por el Departamento de Ambiente, Hidrogeotecnia LTDA, Abril 2020.

Fuente: Artículo basado en el Decreto Ejecutivo N° 38924-S Reglamento para la Calidad del Agua Potable. Diario Oficial La Gaceta N° 170, San José, Costa Rica, 01 de Setiembre del 2015.

OMS. (2006). Guías para la calidad del agua potable. Recuperado de  https://www.who.int/water_sanitation_health/dwq/gdwq3_es_fulll_lowsres.pdf